sábado, 31 de agosto de 2013

UNA LLAMADA AL RESPETO Y LA COLABORACIÓN CIUDADANA.


Como ya hemos informado, durante el servicio de anoche, tuvimos que atender dos llamadas de urgencia que resultaron de cierta gravedad y durante el movimiento de la Ambulancia se dieron algunas circunstancias de no demasiada relevancia, pero que queremos puntualizar para solicitar el apoyo y la colaboración de los ciudadanos, ya que ésta es fundamental para el general devenir de las Fiestas que, entre todos, pretendemos disfrutar.

En primer lugar QUEREMOS PEDIR DISCULPAS por las molestias que la Ambulancia y los demás equipos de emergencias (incluidos, por supuesto, Policía Local y Guardia Civil) podemos causar cuando pretendemos llegar a un lugar en el que hemos sido requeridos por la ocurrencia de un incidente.

Sabemos que las señales luminosas y, en su caso, acústicas para anunciar nuestra presencia pueden provocar cierto malestar y llamar la atención entre las personas que, en las zonas de recreo, en las que permanecen disfrutando de las actividades de ocio.

Precisamente lo que se pretende es llamar la atención para requerir la colaboración y avisar de una posible situación de peligro, utilizándose de la forma más comedida posible sin excederse en esa atención que se pretende conseguir de las personas que tranquilamente disfrutan de los actos festivos y sin alarmarlas en exceso, pues los primeros que deseamos que las Fiestas transcurran dentro de la mayor calma y tranquilidad somos todos los que componemos de una u otra forma un equipo de emergencia, ya sea en el ámbito de la seguridad ciudadana, como en el auxilio sanitario.

Dicho esto, también queremos HACER PÚBLICO y PEDIR EL RESPETO necesario para que el servicio que pretendemos realizar en beneficio de las personas que componen nuestra comunidad sea el de mayor calidad y eficacia posible.

Anoche se dieron cita algunas circunstancias que, pueden resultar meras anécdotas, pero que además de desagradables, comportan un retraso y un impedimento a nuestra labor: en el traslado que realizamos de un varón de 53 años con una afección cardiaca, hacia el Centro de Salud, tuvimos que atravesar una zona muy concurrida por jóvenes a la puerta de una peña (no es necesario señalar donde y quienes, simplemente nos interesar poner en relevancia la acción, para tratar de que no se reproduzcan estas actitudes) que ocupaban todo el ancho de vía, en este caso habilitada para la circulación.

Tanto para anunciar nuestra presencia y solicitar que facilitaran nuestro paso con un vehículo de ciertas dimensiones (la Ambulancia) para evitar accidentes, tuvimos que realizar las oportunas y reglamentarias señales luminosas, evitando realizar señales acústicas al tratarse de una zona muy concurrida para tratar de “molestar lo menos posible”, incumpliendo, incluso, en cierto modo lo que nos exige el reglamento de circulación que nos obliga a simultanear ambos tipos de señales cuando nos trasladamos en situación de emergencia.

Ante la presencia de la Ambulancia, la mayoría de los jóvenes que allí se encontraban, procedieron de forma positiva, abriendo el paso de calzada y echándose a un lado para facilitar nuestro paso, pero algunos, valiéndose del  cierto anonimato que da el grupo, aprovecharon el momento para “vacilar” el paso de la ambulancia, hasta el punto de golpear las paredes de la parte asistencial, provocando en la persona que llevábamos enferma de cierta gravedad un sobresalto con el correspondiente susto que, en esas circunstancias, no era lo más recomendable desde el punto de vista de la atención sanitaria.

Esta actitud, -increpar y provocar la hilaridad al paso de la Ambulancia-, volvió a producirse en algún otro punto de la localidad en nuestro desplazamiento, cuando nos dirigíamos a atender a la segunda víctima, de la que nos informaron de que se nos requería para atender a una mujer de mediana edad que se había caído en la vía pública y permanecía inconsciente (desde la primera valoración de la emergencia es una situación de estado grave o muy grave donde es necesaria la máxima celeridad e inmediatez en la llegada).

Entendemos que en la dinámica de alegría que provoca n las Fiestas, el ambiente y por qué no decirlo, el estado de cierta embriaguez por la ingesta de alcohol u otras sustancias, hacen que no siempre se sea consciente de los casos de cierta gravedad que pueden estar pasando ciertos ciudadanos y que necesitan de nuestra ayuda y se pueda pensar que los servicios de emergencia también “están de juerga” y que utilizan los recursos móviles como “ferias rodantes”. NO ES EL CASO.

Los Servicios de Emergencias NO ESTAMOS DE JUERGA y la persona que nos necesita, puede ser, -¿por qué no?-, alguien muy querido, precisamente por la persona que entorpece nuestra labor.

Insistimos: ¡UNAS FIESTAS DIVERTIDAS NO TIENEN POR QUÉ SER INSEGURAS! y añadimos “PUEDE SER UN FAMILIAR O PERSONA MUY QUERIDA POR TI, QUIEN NECESITA DE NUESTRO SERVICIO”.

Muchas gracias por atendernos y ayudarnos.

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